
Pero regañar y asustar tienen un impacto limitado, como lo puede saber cualquier padre o madre de familia.
Es absolutamente indispensable que pensemos de formas innovadoras si queremos ese premio del país que logró derrotar al virus de la mejor forma.
Necesitamos instalar dos conductas: distancia social y prácticas de higiene.
La Dra. Tali Sharot, neurocientífica en el University College de Londres (el famoso UCL) y directora del Affective Brain Lab, nos propone tres estrategias diferentes y más efectivas.
Incluso cita como ejemplo un cambio en lavado de manos de un 10% de cumplimiento a un 90%. ¿Cómo fue esto posible?
Los tres elementos son:
a) Incentivos sociales: ¿qué están haciendo otros?
b) Recompensa inmediata: Las recompensas en el presente son más valiosas que las del futuro. El futuro está muy lejos.
c) Monitoreo del progreso: para dar la sensación de control, destacando el progreso y no la falla.
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¿Entonces será que podemos pensar nuevas ideas?
a) ¿Qué tal habilitar algunos puntos de medición para destacar en cuanto se redujo el tránsito vehicular o peatonal? ¿No sería maravilloso saber que en la esquina del BCR en San José centro pasaron ayer 10,000 personas, hoy 9,800, al día siguiente 9,500 y poder ver eso ante nuestros ojos en indicadores claros y sencillos en el sitio de Gobierno o de Salud?
¿No sería maravilloso poner fotos de los lugares donde sí se respeta la distancia social y reconocer esos méritos diariamiente?
Dejemos de vigilar a otros para censurar y usemos esa pequeña soberbia que tenemos de querer saber que "yo no soy como ellos", para de verdad mostrar que "los buenos" van ganando. Vamos, claro.
b) ¿Qué ganamos sin salir? Nada, hoy. Una promesa de que en el futuro lo haremos muy bien. Pero el futuro, al igual que España, Italia y New York, queda muy lejos y tal vez ni llegue ¿No sería genial poder incentivar a través de EDUS los bajos desplazamientos del celular? Una notificación de que hoy lo hice bien (poco desplazamiento) sería una recompensa más valiosa por haber hecho el sacrificio de no salir hoy que la promesa de un futuro hermoso.
c) ¿Cómo vamos? ¿Cada día nos dicen cuántos confirmados y cuántos descartados? ¿No quisiéramos tener un indicador en verde, amarillo y rojo, por cantón, que nos dijera si vamos bien o mal? Yo quisiera ser un cantón verde, ¡claro! Y si fuimos amarillo, pues a ponerle, gente.
Saber cómo vamos a cada momento nos permite cambiar y ver el progreso, saber cuándo nos estamos desviando y decir: mañana no salgo ni a la ventana y ver si lo logramos regresar a ser un cantón "verde".
Innovación. Creatividad. Desafíos.
Los regaños tienen efectos limitados y cansan. Así tenga uno 4 años, 40 o 90.
Ganemos esto como nadie nunca lo hizo.