miércoles, octubre 29, 2008

La siguiente república

El autor se manifiesta totalmente cansado de la actual república y urge un cambio. Aceptamos que eso es bastante trillado.
Aún bajo ese riesgo, postulamos como principios:

1.- La total desconfianza hacia las instituciones existentes como posibles conductores de cambios relevantes (no me da para siquiera imaginarlas motores de esos cambios).

2.- La creencia firme en la total incapacidad de quienes nos han gobernado, para salir de los mismos enredos que han creado al tratar de satisfacer intereses corporativistas opuestos según les vayan soplando los vientos. (Por sus obras los conoceréis...).

3.- La creencia firme en que nuestros gobernantes han sido uno de los principales exponentes (y cuidado sino gestores) de la ideología del desorden, la improvisación y una desidia tal que ni para mediocridad da.

4.- La creencia (aún más firme) de cualquier herramienta (o ideología) es útil, ÚNICAMENTE en el tanto permita alcanzar el fin deseado. Claro, hay personas que, aún sin alcanzar los resultados que buscaban, se regocijan en el uso irreflexivo de la herramienta (o ideología), hacen ostentación orgullosa de ella (no de sus logros, claro está) y hasta evangelizan su uso desde cátedras, tarimas y manteles largos.

No importa.
No es ellos a quienes estas palabras se dirigen.

3 comentarios:

La ASOJOD dijo...

Coincidimos en 3 de los 4 puntos: en el último, el pragmatismo, no podemos estar de acuerdo, toda vez que si, por ejemplo, puede decirse que el socialismo es útil para alcanzar determinados medios pero eso no quita que, para aplicarlo, se tengan que violar las libertades individuales.

Para ASOJOD, el fin no justifica los medios.

Alejandro

Ignacio Alfaro dijo...

OK, tomo nota y devuelvo una pregunta: Todas las libertades individuales son sin límite o hay restricciones en su ejercicio para logar otros fines?

La ASOJOD dijo...

O' Rourke decía que el único derecho humano es hacer lo que uno quiera y el único deber humano es cargar con las consecuencias.

Con esto quiero decir que la libertad no es ilimitada, sino que tiene sus consecuencias. Evidentemente, esto nos plantea el tema de los límites.

Límites a la libertad, por supuesto que los hay, pues yo tengo como límite su propia libertad. Es decir, no puedo hacer lo que se me venga en gana, en tanto no puedo ni debo entorpecer el ejercicio de su libertad ni sus derechos.

Y además de un límite jurídico, en ASOJOD creemos en un límite moral que es insoslayable: yo no tengo derecho a usarlo a ud como medio para alcanzar mis fines (es decir, no debo obligarlo a hacer algo)

Alejandro